Meridiano De Sangre

Las palabras son objetos. De las palabras que él detenta no se le puede despojar. El poderío de esas palabras trasciende el desconocimiento que él tiene de su significado.

Hay menos alegría en la taberna que en el camino que conduce a ella

La ira de Dios está dormida. Estuvo oculta un millón de años antes de que el hombre existiera y solo el hombre tiene el poder de despertarla.

Estaban muy alegres, aseados y bien peinados, todos con la camisa limpia. Previendo ambos una noche de alcohol, quizá de amor. Cuántos jóvenes no han vuelto a casa tiesos y muertos tras noches parecidas con parecidos planes.

Nos enfrentamos a un pueblo manifiestamente incapacitado para gobernarse. ¿Y sabes lo que ocurre con el pueblo que no sabe gobernarse?

En México no hay gobierno. Qué diablos, en México no hay Dios.

Se puede encontrar maldad hasta en el más pequeño de los animales, pero cuando Dios creó al hombre el diablo estaba a su lado. Una criatura capaz de todo. Puede hacer una máquina. Y una máquina que fabrique esa máquina. Y si el mal puede durar mil años es que no necesita a nadie que lo maneje.

Es un gran misterio. El hombre no puede conocer su mente porque la mente es el único medio de que dispone para conocerla.

Duro es el camino del transgresor. Dios creó este mundo, pero no a gusto de todos, ¿verdad?

Sus orígenes son ya tan remotos como remoto es su destino y nunca más, por más vueltas que dé el mundo, encontrará territorios tan agrestes y bárbaros donde probar si la materia de la creación puede amoldarse a la voluntad humana o si el corazón no es más que arcilla de otra clase.