, la mediación de la lectura deviene un gesto a la vez poético y político. Un gesto que promueve el sentimiento de sentirse acogido en el universo de lo escrito, tal como sucedió con Adriana cuando, luego de una intervención mediadora, señalara: «Ahora, para mí, mi casa también es Panamá». Tal vez no haya mejor manera de definirlo: el mediador es aquel que ayuda a otros a hacer de lo leído una casa.