Las frases son hoy proyectiles o lemas que los algoritmos copian millones de veces por instante para generar palabras clave que nos definan por nuestras supuestas pulsiones y pasiones y nuestros comportamientos cívicos. El “ingeniero de almas” es ahora un ingeniero trufado de psicólogo de masas. Para otros, el individuo ha dejado de ser una entidad social o política o moral y se ha convertido en buñuelo de datos para los anunciantes: barato y al instante. La manada de consumidores queda enchufada, uno a uno, a la máquina ubicua que nunca duerme y que sabe que las mujeres están embarazadas antes de que ellas mismas lo sepan. Cabe recordar de nuevo el implacable diagnóstico de Rafael Sánchez Ferlosio: la vida privada ha invadido la vida pública.