El castillo en el aire

El príncipe Justin puede irse a... Puede irse a freír

pimientos.

—Pero yo soy el príncipe Justin —añadió el soldado.

La ayuda que se da libremente es la mejor,

No tiene mérito artístico.

¡Parece que el destino ha decretado que todas mis fantasías se hagan realidad!

Este intelecto lamentablemente lento empieza a estar convencido

Lettie dio a luz a una hija completamente sana

Sophie y Howl volvieron a vivir (discutiendo bastante, hay que confesarlo, aunque decían que eran felices de esa manera) en el castillo ambulante

Cuando hago una promesa, la mantengo. El príncipe Justin puede irse a... Puede irse a freír pimientos.

—Pero yo soy el príncipe

Morgan lo miró a él también, adustamente—. ¡Córcholis, qué feo es! —dijo Howl—.

De tal palo tal astilla.

—¡Howl! —dijo Sophie.

Oh, bendita muchacha! ¡Gracias, gracias! —Sophie alcanzó tan rápido el humo que se desvanecía, que casi chocó contra el hombre de carne y hueso que había dentro. Pero esto no parecía molestarle, y alzó a Sophie y le dio vueltas y vueltas—