en el seno de nuestro país se agita una revolución sorda: los ahuehuetes se estremecen ante los anuncios de ese torbellino de sangre que pronto regará los campos y cuyo eco atronador resonará entre las rocas y las encinas de Sierra Madre, como para decir a los pueblos: levantaos en masa, he aquí el momento de la rehabilitación de todo un pueblo que ha arrastrado ignominiosamente y durante tres siglos las cadenas de la opresión…
Me intriga cómo era percibida la idea (y el ideal) de la Revolución en esa época en que se estaba gestando. Cómo se hablaba o no sobre ella.
En este libro ¿era normal que una mujer escribiera al respecto?
No sé casi nada. Lo investigaré.