Cuando la gente le dice a alguien con el corazón roto la palabra «tiempo», esa palabra se convierte en un rosario de piedras ardiendo alrededor de la garganta. Porque cuando sufres, el tiempo es relativo. El descanso dura poco, las noches son muy largas, los recuerdos muy hondos. Tiempo es lo que sientes que no tienes, lo que has perdido. Tienes prisa, eso sí, porque el dolor aprieta mucho, pero ni idea de lo que significa en realidad ese «tiempo» que, por más que repatee, no puede ser más real.