Quizá Gabriel Stearne fuera un brillante ejecutivo, pero en su currículum vitae no figuraba ningún hijo. Por eso la llegada de aquel bebé sorpresa no le dejó más que una opción: pedirle ayuda a Tess Gordon, su secretaria…
Gabriel y Tess habían estado ocultando la atracción que sentían el uno por el otro tras un comportamiento estrictamente profesional; pero cuando Tess tuvo que quedarse en el apartamento de Gabriel para cuidar al pequeño Harry, los dos se dieron cuenta de que entre biberón y biberón podía pasar cualquier cosa…