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Daniel Sada,Juan Villoro,Élmer Mendoza,Mario Bellatin,Carlos Monsiváis,Martín Solares,Guillermo Sheridan,Franciso Hinojosa

Nuevas líneas de investigación

  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    En las votaciones más ásperas en la Cámara de Diputados, lo más que hace un priísta amenazado por su conciencia es abstenerse o enfermarse por un día o ausentarse durante la votación (“La conciencia fue al baño”). Apenas se dispone de documentos autocríticos o de simples recuentos (una excepción: las memorias de Gonzalo N. Santos, documento señero de la cultura de la impunidad).
  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    En los siguientes años, tal indagatoria estaría ausente. Acostumbrado al análisis de indicios y patrones de conducta sutiles, Ressier conjeturaba, por ejemplo, que sería posible pensar que quien ha golpeado o violado a una mujer alguna vez puede volver a hacerlo. Sobre todo, en ausencia de un castigo real a su conducta. Al opinar aquello, quizás vislumbraba también el destino que le aproximaría en un futuro próximo a Ciudad Juárez.
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    En los siguientes años, tal indagatoria estaría ausente. Acostumbrado al análisis de indicios y patrones de conducta sutiles, Ressier conjeturaba, por ejemplo, que sería posible pensar que quien ha golpeado o violado a una mujer alguna vez puede volver a hacerlo. Sobre todo, en ausencia de un castigo real a su conducta. Al opinar aquello, quizás vislumbraba también el destino que le aproximaría en un futuro próximo a Ciudad Juárez
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    En los siguientes años, tal indagatoria estaría ausente. Acostumbrado al análisis de indicios y patrones de conducta sutiles, Ressier conjeturaba, por ejemplo, que sería posible pensar que quien ha golpeado o violado a una mujer alguna vez puede volver a hacerlo. Sobre todo, en ausencia de un castigo real a su conducta. Al opinar aquello, quizás vislumbraba también el destino que le aproximaría en un futuro próximo a Ciudad Juárez
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    En los siguientes años, tal indagatoria estaría ausente. Acostumbrado al análisis de indicios y patrones de conducta sutiles, Ressier conjeturaba, por ejemplo, que sería posible pensar que quien ha golpeado o violado a una mujer alguna vez puede volver a hacerlo. Sobre todo, en ausencia de un castigo real a su conducta. Al opinar aquello, quizás vislumbraba también el destino que le aproximaría en un futuro próximo a Ciudad Juárez
  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    las fotos del subcomandante Marcos suben de precio y el dólar (que en noviembre de 1994 estaba a 3.30) se ha devaluado en más del 50%.
  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    Marcos representó muchos destinos posibles: símbolo sexual, indio hermético, jesuita sin hábito, doctor en sociología, etarra emboscado, poeta lírico. Sus críticos lo retaron a despojarse del pasamontañas para asumir un destino claro. El historiador Enrique Krauze lo comparó con José María Morelos, el mártir superior de la guerra de Independencia, y lo instó a mostrar el rostro y convertirse en el seguro líder de la izquierda civil.
  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    El primero de enero de 1994 Marcos ofreció su primera declaración de prensa: “protestamos contra la venta del país… ésta no es una guerrilla que golpea y huye: vamos hacia la capital”. Marcos habló en un acento neutro, el equivalente fonético de su máscara (“¡¡¡es de Zacatecas… de San Luis Potosí… vivió en la Ciudad de México… estudió en la UNAM… con los maristas… lleva décadas con los indios…
  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    Al salir de mi trabajo en el periódico La Jornada veo un puesto de souvenirs ideológicos: fotos del Che Guevara, Zapata y, sobre todo, el subcomandante Marcos. A un lado, un kiosco ofrece las noticias vespertinas: Dólar a 8.50. La esquina sintetiza los dos traumas de la historia reciente de México: la guerrilla y el Tratado de Libre Comercio
  • Josué Osbourneje citiraoprošle godine
    “Bienvenidos a Oventic”, exclamó Ramiro, nuestro chofer, oriundo de otro pueblo de la región de las Cañadas. Y, en efecto, eso parecía ser todo Oventic: las casuchas se amontonaban sobre el árido paisaje sin ningún orden, como si el calor impidiese toda simetría. Ni siquiera valía la pena preguntar si había luz eléctrica o agua corriente; para satisfacer sus necesidades, los dos mil habitantes de la comarca necesitan caminar durante media hora hasta un ojo de agua que sólo dios sabe por qué no se ha evaporado. Incluso los niños y los ancianos parecían acostumbrados a su destino: aunque suene a lugar común, en los rostros de cada uno de ellos relucía una sonrisa mustia, como si no estuviesen al tanto de la marginación que sufren desde hace cinco siglos.
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