Historia portátil del mundo

La búsqueda del conocimiento es el impulso humano por excelencia y al mismo tiempo la fuente de toda desgracia. Porque nunca estamos contentos con lo que tenemos y sabemos.

Así como es imaginable que una sociedad abierta se reduzca a sí misma al absurdo porque de tanta liberalidad ya no es capaz de frenar a sus enemigos internos, también es posible otro escenario: que en algún momento la democracia decida defenderse seriamente y marginar a todo aquel que no comparta el consenso democrático

Interesarse por la historia significa interesarse por sí mismo. Observamos la historia por una única razón: para observarnos a nosotros mismos. Veremos que existen buenas razones para contarla desde la perspectiva de nuestra especie, con el trasfondo de la cultura que ella misma ha creado.

Nietzsche para ver adónde puede conducir el ser demasiado profundo: cuando uno sabe mucho, entiende mucho

cuando uno sabe mucho

Cuanto más se aleja la fuente de nosotros, más vieja es

Yuval Noah Harari, Sapiens: de animales a dioses. Una breve historia de la humanidad, Madrid, Debate, 2014.

Para Marx, el hombre solo tiene que ser liberado de sus cadenas, luego todo irá bien para él.

Según Taleb, necesitamos lo tangible, lo evidente, lo que salta a la vista, lo cautivador, lo romántico. No estamos hechos para lo abstracto

La simplificación es el único camino transitable para contar la historia. Incluso la historiografía más científica implica, siempre, ordenar. Y ordenar, por fuerza, quiere decir encasillar, interpretar, explicar, construir contextos a posteriori. La cientificidad no es otra cosa que un intento de poner orden.