momentos, me gustaría que comprendiera que una mínima molestia, como por ejemplo el que alguien entre de pronto en la habitación, me produciría un gran disgusto. ‐Claro, señor‐dijo la señora Hall‐, y si me permite preguntarle... ‐Creo que eso es to
aaronherreraperez14je citiraoprije 2 mjeseca
nombre.
‐¡Qué me estás diciendo! ‐le contestó Hall, que era un hombre bastante aprehensivo.
‐Sí ‐continuó Teddy‐. Y ha pagado por una semana. Sea quien sea no te podrás librar de él antes de una semana. Y, además, ha traído un montón de equipaje, que le
iphonedarien5114je citiraoprije 10 dana
¡No puedo más! ‐vociferaba el extranjero‐. ¡No puedo seguir así! ¡Trescientos mil, cuatrocientos mil! ¡Una gran multitud! ¡Me han engañado! ¡Me va a costar la vida! ¡Paciencia, necesito mucha paciencia! ¡Soy un loco!
aaronherreraperez14je citiraoprije 2 mjeseca
Qué me estás diciendo! ‐le contestó Hall, que era un hombre bastante aprehensivo.
‐Sí ‐continuó Teddy‐. Y ha pagado por una semana. Sea quien sea no te podrás librar de él antes de una semana. Y, además, ha traído un montón de equipaje, que le
Camarón mtzje citiraoprije 6 mjeseci
dirigió hacia todo ello con resolución, diciendo con una
Taina Martinezje citiralaprije 9 mjeseci
¡levarse
Llevarse
Marje citiralaprije 10 mjeseci
La llegada del hombre desconocido
elenaramirezmr28je citiraoprošle godine
‐¡Mañana!, ¿no puede ser antes?‐.Y pareció disgustado, cuando le respondieron que no.
‐¿Está segura? ‐continuó diciendo‐. ¿No podría ir a recogerlo un hombre con una carreta?
La señora Hall aprovechó estas preguntas para entablar conversación.
‐Es una carretera demasiado empinada ‐dijo, como respuesta a la posibilidad de la carreta; después añadió‐: Allí volcó un coche hace poco más de un año y murieron un caballero y el cochero.
julygonma12je citiraoprošle godine
Estaba sentado en un rincón de espaldas a la ventana.
julygonma12je citiraoprošle godine
aya!, nunca...» iba susurrando mientras se acercab