William Wilson

-Has vencido y me entrego. Pero a partir de ahora tú también estás muerto… muerto para el mundo, para el cielo y para la esperanza. ¡En mí existías… y observa esta imagen, que es la tuya, porque al matarme te has asesinado tú mismo!

Soy descendiente de una estirpe cuya imaginación y temperamento fácilmente excitable la destacó en todo momento; y desde la más tierna infancia di muestras de haber heredado plenamente el carácter de la familia.

Todo se parece a una sombra grisácea, -un recuerdo débil e irregular- una evocación indistinta de pequeños placeres y fantasmagóricos dolores.

El director de la escuela era también el pastor de la iglesia.

Por lo general los hombres caen gradualmente en la bajeza. En mi caso, en un sólo instante, toda virtud se desprendió de mi cuerpo como si fuera un manto.

¿Qué decir de ella?
¿Qué decir de la torva conciencia,
ese espectro en mi camino?

-Camberlayne, Pharronida

Pero la casa! ¡Qué extraño era aquel viejo edificio! Y para mí, ¡qué palacio encantado!

En un ángulo de la voluminosa pared rechinaba una puerta aun más voluminosa.

? ¡Oh, gigantesca Paradoja, demasiado monstruosa para tener solución!

Has vencido y me entrego. Pero a partir de ahora tú también estás muerto… muerto para el mundo, para el cielo y para la esperanza. ¡En mí existías… y observa esta imagen, que es la tuya, porque al matarme te has asesinado tú mismo!