A primera vista, el Bruto de Cicerón es una historia de la elocuencia romana, y se ha considerado ejemplificación del De oratore, del mismo autor, e incluso simple periautología. Pero también se descubren ahí los factores de la efectividad de la elocuencia, que en este caso se defiende a sí misma, así como un mensaje de alerta a los incapaces de habla.