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El Abanico De Seda

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  • Stephanie Burckhardje citiralaprije 5 godina
    Intenté agradecer a mi madre lo que había hecho por mí, pero no puedo afirmar que me consumiera la pena.
  • Cristinaje citiraoprije 2 godine
    Cuando las aguas están tranquilas, el pez respira sin esfuerzo; cuando deja de soplar el viento, el árbol se mantiene firme —recitó.
  • Cristinaje citiraoprije 2 godine
    —Recordad, niñas —dijo mi tía—, que no todos los hombres son emperadores, pero todas las niñas se casan y se marchan de la casa de sus padres. Yuxiu inventó el nu shu para que las mujeres de nuestra tierra mantuvieran los lazos que las unen a sus familias.
  • Cristinaje citiraoprije 2 godine
    «Hoy he mirado por la celosía de mi habitación. He pensado en el fénix que sale en busca de un compañero, y entonces me he acordado de ti.»
  • Cristinaje citiraoprije 2 godine
    Durante diez mil li seremos como dos arroyos que confluyen en un solo río. Durante diez mil años seremos como dos flores del mismo jardín. Nunca nos alejaremos, nunca habrá ni una sola palabra cruel entre nosotras. Seremos almas gemelas hasta el día de nuestra muerte. Nuestros corazones están contentos.
  • Cristinaje citiraoprije 2 godine
    Asimismo me señalaba mis defectos y me enseñaba a utilizarlos de modo que me resultaran provechosos. En mi país llamamos teng ai a esa clase de madres. Mi hijo me ha dicho que en la caligrafía de los hombres esa palabra está compuesta por dos caracteres. El primero significa «dolor»; el segundo, «amor». Así es el amor maternal.
  • Stephanie Burckhardje citiralaprije 5 godina
    Tanto de día como de noche me preocupaba por Flor de Nieve y mi esposo. ¿Mi laotong pondría en práctica las mismas medidas preventivas que empleaba yo? ¿Estaría bien? ¿Habría muerto? ¿Habría perecido su primer hijo, que siempre me había parecido tan débil? ¿Habría muerto toda la familia? ¿Y mi esposo? ¿Habría muerto en otra provincia o en algún camino? Si algo malo le pasaba a alguno de los dos, no sabía qué iba a hacer. Me sentía enjaulada por el miedo.
  • Stephanie Burckhardje citiralaprije 5 godina
    —Lee mil libros —dijo con tono afable, si bien su voz delataba los muchos años que había vivido en la capital—, y tus palabras fluirán como un río. Y
  • Stephanie Burckhardje citiralaprije 5 godina
    —Lee mil libros —dijo con tono afable, si bien su voz delataba los muchos años que había vivido en la capital—, y tus palabras fluirán como un río.
  • Stephanie Burckhardje citiralaprije 5 godina
    El nu shu era un medio por el que nuestros pies vendados podían acercarnos unas a otras, por el que nuestros pensamientos podían sobrevolar los campos, como había escrito Flor de Nieve. Los hombres de nuestras casas no concebían que nosotras pudiéramos tener algo importante que decir. No imaginaban que pudiéramos tener emociones ni expresar ideas creativas. Las mujeres —nuestras suegras y las demás— levantaban bloqueos aún mayores para protegerse de nosotras. S
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