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Antonio Alatorre Chávez

Los 1001 años de la lengua española

Antonio Alatorre se despoja de cualquier término técnico, prescinde de la yod y del difícil código que sólo entienden los lingüistas para platicarnos, como en una charla de café, la historia de la lengua española. Su libro es, además, un manual de nuestra historia literaria. Esta tercera edición fue «ampliamente añadida, y algo corregida», por el autor.
615 tiskanih stranica
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2013
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2013
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Citati

  • Anaje citiralaprije 10 sati
    Bien podríamos, pues, identificar el anatolio con el protoindoeuropeo. Pero hay que tener en cuenta las contaminaciones, transformaciones y fragmentaciones que inmediatamente deben de haber comenzado.
  • Anaje citiralaprije 10 sati
    Las designaciones del trigo, la cebada, el lino, la manzana, la vid, el encino y el sauce, el caballo y el buey (y el yugo y la rueda) tienen que haberse difundido con gran rapidez. Y, como todo está trabado, muy pronto se añadieron voces relativas a otros aspectos culturales de la sociedad anatolia o hitita (sus quehaceres, su organización social, sus creencias).

    El nacimiento de la agricultura, cinco o quizá seis milenios antes de Cristo, queda así firmemente vinculado con el nacimiento de las lenguas indoeuropeas. El invento de los anatolios, junto con su lengua, se expandió por un lado a Persia y la India y por otro a los países mediterráneos.
  • Anaje citiralaprije 10 sati
    Los primeros indoeuropeístas, alemanes sobre todo, creían que el indoeuropeo había nacido en la porción germánica de Europa (entre el Mar del Norte, el Báltico y los Alpes), y esto propició el mito de los “arios”, superhombres rubios y ojiazules que llevaron su cultura hasta la India, mito que les vino de perlas a los nazis, inventores de la swástica —o, según el mito, “devolvedores” de ese signo de buena suerte de los templos hindúes a su lugar de origen. (En sánscrito, svástika significa ‘buena suerte’.)[**] La primera teoría seria, fundada en ciertos hallazgos arqueológicos, situó la cuna del indoeuropeo entre el Mar Negro y las llanuras del Volga y el Ural. Ahora parece que esta teoría va a quedar suplantada por otra también seria, también arqueológicamente documentada, según la cual el indoeuropeo (o protoindoeuropeo) tuvo su origen en el territorio que se extiende desde el sur del Mar Negro hasta el Cáucaso y las fuentes del Eufrates, o sea la porción oriental de la península Anatolia o Asia Menor. Fue en esta fértil región donde por primera vez hubo agricultura, divino invento que marcó el final de milenios de existencia nómada.

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