, dice ella, y a medida que se afirma en la palabra, una sensación de calma se irradia a través de su cuerpo.
Pero después, por un momento, siente que su corazón se revuelve, su piel, sus neuronas —el lenguaje secreto de su cuerpo— envían señales de traición hacia los sensores y los diales. A su alrededor, detrás de los muros y las puertas cerradas, murmura una vasta, intrincada, disimulada conversación.